Conocí a Sonsoles en una cena organizada por Elisabet Raventós de Masía Ribas. Me tocó al lado y estuvimos hablando de dos de las grandes pasiones que compartimos: la cosmética– ella es responsable de producto de Birchbox– y de bodas – es también autora de un blog Siempre Mia.
Al cabo de unos meses volvimos a coincidir por trabajo y fue cuando me dijo que se casaba. Ella es guapa, guapísima y con mucho estilo por lo que desde un principio ya me imaginé que su boda sería de ensueño. Además, luego resultó que su por aquel entonces futuro marido, era Edu el mismo con el que habíamos jugado de pequeños en Puigcerdà.
Su boda me hace especial ilusión compartirla ya que es la primera que os enseño después de mi silencio estos meses. Además es una boda en Barcelona, mi querida ciudad y eso también la hace doblemente especial.
Sonso y Edu se casaron el pasado verano en la Iglesia Santa Ana de Barcelona, una de mis favoritas y lo celebraron en uno de los sitios más originales que hay ahora mismo en la ciudad, el Nàutic Center, un astillero con mucho encanto en el puerto y delante del mar.
El catering lo sirvió Jubany, el único proveedor que tenían clarísimo antes de casarse, de hecho la fecha la pusieron en función de su disponibilidad. ¡Eso es tener las cosas claras y lo demás es tontería!
Ella es de esas novias que siempre han soñado con un vestido concreto y finalmente se casan con otro que no tiene nada que ver. Seguro que a alguna que estáis leyendo estas líneas también os ha pasado. Ella quería estilo princesa y sin velo y se casó con un vestido sin volumen y con velo. Eso sí, lo que ella tenía muy claro, clarísimo, era que se lo iba a hacer su amigo Ze García.
Lució dos vestidos. El primero con los hombros al descubierto y espalda escotada y el segundo todo de plumeti pero mucho más cómodo para poder bailar toda la noche, todo tal y como ella quería.
Sabéis, porque creo que lo he repetido muchísimas veces, que me apasionan las novias veladas. Creo que una novia con velo es más novia. Sonsoles había renegado siempre de este complemento pero su madre le insistió y…” Cuando me vi fue…. WOOW, un momentazo espectacular. Fue el primer momento en el que me vi novia. Fue muy emocionante» me cuenta.
Y este es el segundo vestido. Hiper femenino y de plumeti, como ella quería.
Los pendientes que llevó son de Cartier, prestados por su madre. Le maquillaron y peinaron en Salón Toro. Una coleta alta y el maquillaje muy natural. Una gran decisión.
La anécdota de los zapatos para pedirle matrimonio, me encantó. Un día Edu le regaló por sorpresa una caja de alarpargatas. Dentro contenía otra caja, esta vez con los zapatos con los que ella siempre había dicho que se quería casar: los Hangisi en azul de Manolo Blahnik. Minutos después le regalaba el anillo. ¡Precioso!
Durante los preparativos lució una bata hecha para hecha en Broken Basics. De hecho, su cuñada Blanca es quién está al frente de esta firma de batas ideales.
Pocas veces había visto yo una entrada tan de película, triunfa, al sitio de la celebración. Un momentazo, sin duda. ¡La fiesta estaba asegurada!
En el Náutic Center la decoración floral fue lo más llamativo. Todo obra de Bouquet, un gran descubrimiento para mi. Me quedo con el arco de flores que hicieron a modo de photocall y el despliegue en el interior del local sobre las mesas de la cena. Sensacional.
Fotos: Alejandra Ortiz
La coordinación de la boda corrió a cargo de Detallerie.